En voz más alta no es con más razón
No soporto la tensión que me crea que me griten. Recibo sesiones de rehabilitación foniátrica. No sé gritar, es más, cuando lo intento quedo afónica. Y sin embargo a veces yo también tengo razón cuando hablo.
Así que no piensen que por gritarle a su interlocutor tienen más razón, por favor. No alce la voz y deje de gesticular con tanto énfasis porque con ello lo único que hace es invadir el espacio del otro y violentarlo por tanto.
Cuando se dialoga no hay que hacer al otro cambiar de opinión, todos podemos pensar como antes de la conversación, aunque ahora conocemos el punto de vista de los demás (y no se les respeta ni menos ni más por su opinión), durante un diálogo se puede interrumpir e incluso hablar a la vez en algún momento, pero no hace falta gritar.
Las conversaciones y los diálogos enriquecen y acercan a las personas, no tienen que cambiarnos ni viloentarnos, y sobre todo, son una libertad, no una condena.