Recortes en el agua

18 septiembre 2012

La gente amarilla, puntualmente

La gente amarilla, aquella a la que dedicó un libro Albert Espinosa, pasa efectivamente momentos fugaces en nuestras vidas, durante los cuales imprimen los pequeños flashes de apoyo que necesitamos o creemos necesitar.

Sin ser desagradecida, en mi caso la fuerza personal y la capacidad de lucha son mucho más importantes, dan mucha mayor consistencia a mis actos, al mapa de mi vida que dibujo día a día, basado en mis emociones y mis sentimientos. La gente amarilla da a mi lógica el detalle que pretende dar sentido a mis razonamientos, por eso no me sirven más que puntualmente como apoyo a mis decisiones. Eso podría reafirmarme, pero no me satisface.

Me satisface tener oportunidades para desarrollar mi creatividad, poner a prueba mi valentía y sacar lo mejor de mí. Lo peor que me puede ocurrir es no tener oportunidades, las puertas cerradas, un NO.

Por eso lucho con las puertas cerradas, la ausencia de oportunidades, las negaciones absolutas. Por eso siempre busco la conciliación, propongo opciones y propuestas para mejorar todos, fomento la comunicación y la creatividad.

El mundo está lleno de dolor y todos tenemos una porción.

Sólo viviendo cada día con amor y satisfacción tu porción de sufrimiento se reduce y puedes obtener la porción de felicidad que te mereces. Como siempre digo, es una cuestión de actitud, confianza y valentía.

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